viernes, 10 de octubre de 2014

Pequeñita

Las miraba y me emocionaba de pequeñas que eran. Tan perfectas y autónomas, se me antojaba que necesitaran ayuda constantemente... pero no, ella solita sabía como mover esas manitas. Cuánto he aprendido contigo pequeña. Siento que las circunstancias no nos sean propicias para seguir aprendiendo día a día.
Cuántas tardes de cuentos, cuántas tardes de risas, cuántas tardes en las que dos almas solitarias se unían con el único propósito de ser felices y huír de nuestra propia realidad.
Eres mi amiga, treinta años de diferencia nos separan, pero sé que te entiendo con solo mirarte y sé que tú entiendes que no puedo darte más de lo que tienes delante.
Algún día, hermana, esto va a cambiar y juntas seremos libres y  lo que queramos ser. Te quiero, no lo olvides. Y siempre estaré aquí para lo que necesites. Solo silva o chasquea los dedos. No me voy si tú me llamas.

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