martes, 7 de octubre de 2014

El invitado


Llegó una tarde de verano con una carta bajo el brazo y poco más. Lo justo para pasar el día. -"Es muy bueno y obediente"- anunciaba el escrito. Lo que no supimos entonces, lo adivinamos más tarde: su pasión en este mundo era darle patadas al balón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario